viernes, 8 de octubre de 2010

Amargada

Últimamente en el trabajo he tenido muchos desacuerdos (que me los guardo y no los digo) entre los dueños de la compañía y yo.

No crean que soy muy importante y por eso el contacto directo con los dueños, lo que pasa es que somos poquitos.

Ellos son sudamericanos, no pondré de dónde para que no me localicen tan fácil, pero son unos gritones, chocantes y en fin, tienen sangre latina y caliente, se alteran muy fácil. Me chocan sus gritos.

Aunque nunca hablan mal de México (delante de nosotros no), supongo que para no ofendernos, yo si creo que nos tienen en un mal concepto, como que sienten que ellos hacen mejor las cosas, porque cuando hay un problema siempre buscan la solución allá, o sea, de flojera.

No sé qué hacer, me siento, literalmente, como león enjaulado, quisiera que pasara un milagro pero no pasa nada, chale...

Ayer ya estaba hasta la maiz, pero hay necesidades, ni modo.

Bueno, ya desahogué mi amargura, espero no haberles arruinado el día con mi negatividad.

A pesar de todo soy como incentona y todavía creo que pueden llegar tiempos mejores :)